Corwin Of Ambar

El Reino de Ambar era tan próspero como el de Fire Grex. Cohabitando la magia entre los humanos, y honrando viejas costumbres, aquel lugar forjó buenos nobles, un ejército temerario, y una población próspera, dura, que a base de trabajo y esfuerzo, mantuvo los vastos terrenos.
Corwin nació meses después de que Lord Rempoon asumiera como Rey. Le precedía su madre, mientras él era general de los ejércitos, y con la muerte de aquella regia mujer, siendo hijo único, heredó sobre los hombros un reinado impecable que pocas cuestiones tenía para ser reprochado.
Y continuó así por largos años, hasta la adolescencia de Corwin, quien amaba la fortaleza en su padre y la calidez del cuidado de su madre. Un mundo idílico que al parecer no podía ser corrompido, pues en la mente de ningún joven se forman escenarios tan nefastos, solo por crear fantasías de guerras y espadas.
Y sin embargo ese día llegó. Jamás supieron la verdad absoluta pero Khaleb se había vuelto loco y ciego de poder invocó fuerzas que no pudo controlar, fue poseído por la oscuridad, e inició un camino de dominación y destrucción. Atacando primero, el Reino vecino de Ambar.
Protego mandó sus mejores hechiceros, Pacific Rock armas salidas de las historias más delirantes, pero la victoria fue efímera, aquella primera guerra solo sirvió para encarcelar a Khaleb con magia, sin poder evitar que poco tiempo después sus más fieles seguidores le devolvieran la libertad desatando la venganza sobre el ya golpeado Ambar.
Nada quedo en pié, el resto de la guerra fue cruenta, despiadada, las tropas de Ambar lo dieron todo de si, aguantaron aquel golpe de manera estoica, digna de un pueblo de guerreros. Y aún así nada fue suficiente.
Rempoon murió en la batalla, y la muerte de su madre fue inmediata mientras él intentaba defender las recamaras privadas. Peleaba igual que su padre, despiadado y cargado de furia, la angustia y la tristeza le oprimían el alma y él realmente pensó que era el fin.
Cuando un demonio del ejército enemigo lo hirió con una daga mágica, el dolor fue tan intenso que cayó de rodillas, derrotado. De sus ojos brotaron lagrimas negras, que caían quemando la piel de su rostro. Lo último que pudo recordar antes de caer en la inconsciencia, fue un una especie de gruñido. Un borrón de hombre y espada que solo dejó mas cuerpos apilados en aquella habitación.
Y fue ese brujo el que salvó su vida. Mientras que otros líderes de Protego ponían a salvo a los sobrevivientes, Holger llevó al joven noble en una travesía que duró varios días hasta llegar a las casas de curación de Tagoviste, donde pudieron retornarlo de los poderosos brazos de la muerte segura.
Con pesar, la líder del templo, le comunicó que ya no había oscuridad en su interior, pero las marcas en su rostros, y la cicatriz de su herida permanecerían imborrables, justo donde el veneno había grabado a fuego la piel.
Holger se convirtió en su mentor, su mejor amigo, prácticamente un padre para él. Otras guerras les encontraron en el camino, otras batallas que libró junto al mayor como una sombra protectora.
El único inconveniente es que Rempoon fue muy claro con sus últimas indicaciones, tan cercanos en amistad al Reino de Grex, le había prometido a su soberano que cuidaría de Artorias hasta que pudiera empuñar la espada. Pero llegaron tarde a Fire Grex.
Con el resto de los reinos arrasados, y esta tierra en pie, preparándose para otra guerra futura, Artorias había desaparecido. La única esperanza que les quedaba era seguir los pequeños indicios hasta encontrarlo, y ofrecer entonces su lealtad a la causa.


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